A riesgo de caer en lugares comunes me hago eco del cúmulo de opiniones tanto en la BEA como en los medios gráficos, la tele y la radio. Entre las cosas que leí y me gustaron me animo a recomendar (aparte del de Rodo claro está) a la siempre inteligente pluma de QLP (acá, y acá) y la de nota de Carlos Pagni de LN.
De arranque, me gustó mucho este pasaje de la mencionada nota de Pagni.
"Como sostiene Eric Hobsbawm, los historiadores suelen hacer más daño con el anacronismo que con la mentira. Es imposible que la sociedad argentina se reconozca en aquella de los años 70 sin reconstruir el contexto en el que se desarrollaba la vida pública."
En este punto, creo que muchos de los análisis sobre los que se monta buena parte del oficialismo (y sus afines) parte de una visión maniquea acerca de lo ocurrido en los 70. Por el contrario,la realidad siempre está teñida de grises, de sutiles contrapuntos y hasta contradicciones, lo que nos debería obligar a ser muy cuidadosos a la hora de los análisis.
Desde mi humilde punto de vista, cualquier intento por revisar lo que nos pasó en los 70's debería partir sobre la base que no existía al interior de la sociedad argentina un consenso amplio sobre la conveniencia de someterse a las reglas de juego de la democracia. Antes que algún avispado me corra de apologético, aclaro que no abono a la teoría de los demonios o a algo que se parezca. Sin embargo, ignorar el desprecio de la izquierda por la institucionalidad democrática -atentando contra un gobierno elegido por el voto como fue el de Perón y luego el de su esposa- es dejar escapar un elefante por la ventana.
No es mi objetivo realizar una crónica de lo ocurrido, simplemente me gustaría enfatizar al error que se conduce desde el Gobierno con un análisis parcial, y ausente de cualquier tipo de autocrítica sobre lo acontecido.
Como dice Rodo, acordarse siempre es bueno. Lo único que a veces ese es un ejercicio que exige un esfuerzo adicional cuando desde muchos lugares se construye una historia de a pedazos, y una historia recortada es una historia deforme.
La historia no deja de ser una convención social. Para que esta convención no quede supeditada a un único sector, vale la pena intentar ampliar el panorama.
ResponderEliminarEn un mundo utópico, la historia debería ser de todos, democrática si se quiere. Lamentablemente en la mayoría de los casos nos quedamos con una sola cmapana.