La fábrica de fusibles

Puesto: Ministro del Gabinete Nacional
Función: Poner la cara y hacerse cargo de errores ajenos
Condiciones de trabajo: de mierda
Requisitos: Ser masoquista (excluyente), tener cara de piedra (excluyente), dominar el idioma barriobajero (excluyente) y dominio de latiguillos zurdos (negociable)
Si el Gobierno buscara sus ministros publicando avisos en los diarios, el de arriba les hubiera dado como resultado un Gabinete igualito al que tienen hoy. Bueno, no exageremos, no todo el Gabinete responde a esa descripción. No vamos a comparar el poder de De Vido con el de Boudou. Pero la cuestión es otra: es obvio que el Gobierno está lleno de funcionarios que no son más que figuritas de cartón pintado. Ejemplos de eso son el pobre Vudú (ok, lo tengo de punto), Pesce, Echegaray y Bossio, pero no son los únicos. Además, si uno ve la historia del kirchnerismo se encuentra muchos más, sobre todo en Economía: Felisa “Bolsa” Miceli, Carlos “Mute” Fernández y Martín “Tengo un problema con el alcohol” Lousteau forman parte de la lista, como también forman parte Massa, Peirano, todos los directores de la AFIP, todos los directores de la ONCCA, todos los directores de la Aduana, etc.
Probado el punto, la pregunta es por qué el Gobierno necesita funcionarios claramente inútiles. Y la respuesta es muy simple: los usa para tener fusibles cuando las medidas que salen de Olivos tienen costo político. Todos sabemos que las decisiones importantes se toman en Olivos, con lo que, cuando fallan, necesitan que alguien ponga la cara y se haga cargo del costo político. Ahí es donde rueda la cabeza de algún fusible, que es reemplazado a su vez por otro fusible.
El sainete -como le gusta decir al rockstar ministro- en torno al BCRA y Redrado es un claro ejemplo. La creación del Fondo del Bicentenario y la destitución de Redrado salieron de Olivos. Pero quienes pusieron la cara fueron Vudú y “Animal” Fernández. Mientras todos los medios culpaban a Vudú de la desastrosa implementación de las dos medidas, en realidad todo había salido de Olivos, con Cristina, Zanini y Chodos en un rol estelar. Es claro que la cabeza de Amado va a rodar en breve, por un crimen que no cometió. Esa es la ley K. Animal por ahora se salva, pero si la crisis escala y hace falta cortar una cabeza gorda, es el elegido. El pedido de renuncia a Guglielmino es otro absurdo: se dejó trascender públicamente que fue por su fracaso en las apelaciones, pero en realidad las apelaciones se hicieron desde el área legal de Economía (igual, había que ser Keanu Reeves en El abogado del diablo para salvar dos decretos tan crotos).
En fin, quien cumpla con los requisitos y acepte las condiciones del aviso anterior, que mande el CV a Balcarce 50, que andan buscando un par de fusibles nuevos para cubrir las futuras cagadas que harán de acá a 2011.