Hace algunos meses habíamos afirmado que los peces gordos de la UE se habían impuesto en la lucha entre los partidarios del euro fuerte y los del euro débil. Los datos nos dan la razón. Desde su punto más bajo este año, en junio, el euro ya se apreció el 15,4%, nada menos.
Es claro que la UE decidió reforzar el Euro, de la mano de Alemania y Francia. La gran pregunta que queda por responder es qué va a pasar con los perdedores de la disputa; que harán los España, Grecia, Irlanda o Portugal, que necesitan de un euro más débil para ayudar a la recuperación de su economía y, más en general, darle sostenibilidad a su modelo económico?
Por ahora no creo que nadie se anime a hacer olas –el costo de perder la asistencia financiera de Alemania y Francia es muy alto-, pero el fin de la crisis internacional puede ser también el del euro como moneda de curso en países como esos.
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