Convertibilidad, Volumen II

Siguiendo con el repaso de la Convertibilidad (y del dolor de ya no ser), hoy toca el crecimiento económico.

En primer lugar, aclaro que voy a tomar como período de análisis a 1992-2002, porque para valorar un régimen hay que contabilizar también los costos de abandonarlos. En este punto en particular, la caída del PIB en 2002 no fue en Convertibilidad, pero fue gestada en ese régimen, así que la cuento. En el caso de la inflación (que tomé hasta 2001), la diferencia radica en que la inflación de 2002 sí fue consecuencia de la forma en que se eligió salir de la Convertibilidad, y no de la Convertibilidad en sí.

Dicho esto, el PIB argentino creció entre 1992 y 2002 un 16,6%. Esto da una modesta tasa de crecimiento del 1,4% anual, un ritmo de avance lento.


Qué tan lento fue el crecimiento entre 1992 y 2002? Una forma de evaluarlo es haciendo nuestra comparación favorita: la internacional.


Se ve claramente en los gráficos que la Convertibilidad tuvo una primera mitad muy exitosa, donde el producto argentino creció muy por encima del PIB brasileño, latinoamericano, emergente y mundial. Pero a partir de 1999 empieza un declive muy marcado en el PIB, con lo que Argentina terminó siendo quien menos crecimiento mostró en todo el período. Claramente, se salió tarde de la Convertibilidad (lo que, hay que decirlo, no fue culpa del régimen en sí si no de la reticencia de los Gobiernos a aceptar los costos políticos de hacer los ajustes necesarios). Con una salida ordenada de la Convertibilidad se podría haber evitado el declive de cuatro años que tuvo Argentina.

La lección, que parece no haber aprendido la actual gestión, es que la economía ajusta sola: si uno no quiere abandonar un régimen inconsistente, la economía solita te va a obligar a hacerlo, pero a un costo más alto que si lo hicieras voluntariamente.

Otro problema que tuvimos durante la Convertibilidad fue la volatilidad en el crecimiento. Si la suavización del ciclo es un objetivo de la política económica, en los ’90 no se logró. Tuvimos una volatilidad de la tasa de crecimiento del PIB muy superior a la de los demás países/regiones. Ya sabemos que la volatilidad tiene un costo alto para la economía, por el componente de incertidumbre que agrega.


El PIB per capita en PPP tampoco tuvo en la Convertibilidad un crecimiento demasiado espectacular, otra vez por la caída de los últimos años, cuando el régimen ya era a todas luces insostenible.


Como conclusión, entonces, tengo la sensación de que el problema de la Convertibilidad, en materia de crecimiento económico, no fue la economía sino la política. Muchos pensamos que en 1999 habría que haber abandonado la Convertibilidad y acompañar la devaluación de Brasil. De haberse hecho eso, podríamos habernos quedado con las ganancias de la Convertibilidad, sin asumir tantos costos. Teléfono para Néstor, que tampoco quiere abandonar un régimen inconsistente.